En el bus: Viajar con dos es distinto, complejo y divertido.
La ventaja de mi país, es que a pocas horas de viaje puedo cambiar totalmente de ambiente, de clima, de acento (cantado), de costumbres y sobretodo de aires. Emprendí un viaje de cuatro horas a Cuenca , una ciudad cercana y muy hermosa. Ya la había visitado antes, paseado por el centro y visitado algunos de sus muchos museos e iglesias en el casco histórico. Pero mis paseos habían sido sola o on Súa (mi hija mayor). Ahora el cuento es otro. Que tan cansada o emocionada estaría Súa al momento de viajar, que ni llegamos a Durán y ya estaba dormida, y a Oli (mi enano de cuatro meses) le tomó más tiempo, pero igual cayó en las redes de Morfeo. Me encanta que duerman durante el viaje, porque así tienen energía para brincar y saltar cuando llegamos al destino y yo tambié descanso con ellos (vil engaño, no puedo dormir cuando voy con mis hijos, mi sentido de supervivencia mamífero no me lo permite. Creo que en el fondo siento que debo estar alerta y protegerlos, no puedo simple y d...